La fascia
- Por Javier Martín Cabezuelo
- •
- 08 ago, 2019
- •

La fascia o tejido conectivo es uno de los cuatro tejidos presentes en el cuerpo humano junto al tejido muscular, nervioso y epitelial.
Tradicionalmente, la fascia se ha entendido como una “segunda piel”, una membrana fibrosa blanca, reluciente y resistente que recubre uno o más músculos.

Sin embargo, tras varios estudios e investigaciones tenemos un concepto de la fascia mucho más amplio, global y activo.
Se define como el tejido conectivo que se extiende por el todo el cuerpo formando una red o matriz tridimensional continua que envuelve, protege, sostiene, comunica, separa y une todo el cuerpo.
Es comparable con la estructura de una naranja donde la fascia sería el tejido que compartimenta y separa los gajos entre sí y penetra en el interior de los mismos.
De igual modo, en el cuerpo, forma un sistema que penetra y rodea todos los órganos, músculos, huesos, nervios y vasos sanguíneos aportando una integridad global. Estructura y organiza el cuerpo y sus componentes permitiendo que funcionen en todo su conjunto.

Por tanto, cumple distintas funciones: de sostén y soporte, de protección, de amortiguación e incluso de defensa al poseer células del sistema inmune.
Como cualquier tejido, la fascia está formada por la agrupación de distintas células y fibras:
- Fibras de colágeno y elastina que le aportan capacidad de protección, resistencia o elasticidad para adaptarse a las fuerzas mecánicas (estiramiento, compresión, tracción,…) a las que se ve sometido el cuerpo.
- Células: encargadas de sintetizar las fibras, de almacenar lípidos y grasas (importante para la función de protección y amortiguación) y de liberar sustancias para la cicatrización e inflamación del tejido.
Tanto las células como las fibras se encuentran dentro de la llamada sustancia fundamental la cual tiene el aspecto de un gel viscoso, incoloro y translúcido caracterizado por su gran contenido en agua.

Continuamente el cuerpo se encuentra sometido al estrés mecánico causado por el movimiento, la postura, la gravedad o diversas fuerzas de carga. Ante ello, el tejido conectivo debe permitir que la estructura se deforme manteniendo siempre al sistema en un estado de equilibrio necesario para un buen funcionamiento.
Sin embargo, cuando este estrés mecánico aumenta por sobreuso, desajustes posturales, posturas mantenidas, gestos repetidos o traumatismos (físico, químico o emocional) el tejido responde de forma patógena: aumenta la cantidad de fibras que se entrecruzan entre sí, disminuye la cantidad de agua y la sustancia fundamental se vuelve más densa, etc.
Todo ello conduce a un aumento del tono o estado de tensión del sistema, pudiendo afectar a las estructuras que integra (músculos, vasos sanguíneos, nervios,…) y, debido a su continuidad, pudiendo transmitir ese exceso de tensión a otra parte del cuerpo alterando su función.


El Pilates es un método de entrenamiento físico y mental cuyo objetivo es la mejora de la fuerza, flexibilidad, movilidad y postura de todo el cuerpo siguiendo unos principios fundamentales: concentración, control, precisión, fluidez, centralización y respiración.
Considerando a la mente como indivisible del cuerpo, es básico que cada ejercicio de Pilates se realice de forma consciente y controlada, con especial atención al área del cuerpo que se está trabajando en cada momento.
Todos los ejercicios se realizan desde el "core" (músculos abdominales, lumbares, de las caderas, glúteos y suelo pélvico) para fortalecer y proteger la columna trabajando la musculatura profunda o estabilizadora que nos permite mantener una postura correcta y la cual, por la vida sedentaria actual, tiende a estar más debilitada.

El esguince es la lesión de un ligamento, estructura que une un hueso con otro estabilizando la articulación para limitar su movilidad y evitar movimientos forzados o excesivos.
La articulación del tobillo (también llamada tibio-peroneo-astragalina) está formada por 3 huesos: el peroné, la tibia y el astrágalo. Sus principales movimientos son la flexión plantar y la flexión dorsal o extensión. Sin embargo, trabaja en conjunto con otros huesos del pie (calcáneo, huesos del tarso y el metatarso) para realizar movimientos combinados conocidos como inversión y eversión.

La osteopatía es una medicina alternativa, integrativa y holística o global cuyos principios son:
- La unidad
del cuerpo:
el ser humano es un todo y forma una unidad de manera que
cualquier lesión, pérdida de movilidad o disfunción puede influir sobre el
resto del cuerpo y la salud general.
- La
autocuración:
el cuerpo posee sus propios mecanismos de defensa y, mediante
un sistema de equilibrio complejo, tiende a su autorregulación y autocuración
frente a los procesos patológicos.
- La
estructura gobierna la función y viceversa:
el daño en una estructura (por
ejemplo, del músculo cuádriceps) alterará su función (estirar la rodilla). De
igual forma, una perturbación en la función de doblar la rodilla terminará
afectando al músculo. Lo mismo ocurre con cualquier articulación, órgano o
sistema del cuerpo.
- La ley de
la arteria:
el buen funcionamiento de las diferentes partes del cuerpo
depende de un buen aporte de suministros básicos por parte de la circulación
sanguínea y del buen influjo nervioso. Toda estructura corporal es más
vulnerable si su vascularización e inervación están afectadas.
- La vida
es movimiento:
cada célula, y por tanto, cada tejido, órgano y sistema del
cuerpo humano tienen un movimiento y ritmo propio que permiten su
funcionamiento óptimo.
El campo de trabajo de la osteopatía comprende 3 sistemas principales de abordaje y tratamiento:
- Osteopatía
estructural:
dedicada al sistema músculo-esquelético (huesos, músculos,
ligamentos y tejido conectivo) y a las disfunciones o pérdidas de movilidad que
en él se pueden producir.